El PAN en San Luis Potosí: sin liderazgo, sin fuerza y sin futuro legislativo
8/6/20252 min read


San Luis Potosí confirma una vez más lo evidente: el PAN está en ruinas. El propio presidente de la Mesa Directiva del Congreso local, Cuauhtli Badillo Moreno, lo dejó claro y sin rodeos: Acción Nacional no tiene ni los votos, ni la fuerza política, ni el respaldo ciudadano para aspirar a presidir el Congreso del Estado. Y aunque la bancada blanquiazul intente inflar su protagonismo con discursos vacíos y poses mediáticas, la realidad numérica y política los aplasta.
“Hoy no les alcanza”, dijo Cuauhtli Badillo, en referencia directa al insignificante porcentaje de representación con el que cuenta el PAN, un partido que, a pesar de su arrogancia histórica, no logra salir del rincón de la irrelevancia en el Congreso potosino. Mientras que las fuerzas afines a la Cuarta Transformación concentran el 80% de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO), el PAN apenas araña un 15% de influencia. Así de crudo. Así de claro.
Y por si fuera poco, los panistas se dan el lujo de hacer chistes sobre “regalar ábacos” para contar votos, como lo hizo el diputado Rubén Guajardo. Pero la burla les revienta en la cara cuando los números no mienten: son minoría y no tienen con qué competir. Pretenden dirigir el Legislativo cuando ni siquiera logran articular una propuesta sólida o representar con eficacia a su menguante base ciudadana.
Lo que debería preocuparle al PAN no es la presidencia del Congreso, sino su propia supervivencia como fuerza política local. Su incapacidad de tejer alianzas, su discurso obsoleto y su desconexión con las necesidades reales de la población los han convertido en un partido testimonial. Ya ni siquiera logran incomodar a sus adversarios: simplemente son ignorados.
Con esta postura, Cuauhtli Badillo no solo evidenció el pobre posicionamiento del PAN en San Luis Potosí, sino que marcó el inicio del ocaso de una bancada que se niega a aceptar su declive. Mientras Acción Nacional siga anclado en su soberbia sin autocrítica, seguirá. siendo lo que hoy es en el Congreso: una minoría estancada, sin voz, sin rumbo y sin ninguna posibilidad real de liderar.